Pero yo, en fiel costumbre de llevarme por ideas, hoy mas que ayer, jejeje en el juego de palabras retoricas de tiempos existenciales, me transporto, y recuerdo el pasado, me voy a tiempos muy lejanos y aun puedo sentir el olor a arboles frutales, en aquella avenida inmensa para mi en ese entonces y que ahora no es mas que una simple alameda en la zona central de chile, en un lugar llamado los andes, que es una palabra aymara castellanizada y que significa donde el sol despunta o montaña que se ilumina, si así es mi pueblo, un lugar que se ilumina en mi corazon al recordar con nostalgia los duros momentos que vivimos con mi madre, por aquel entonces.
Con la agotada industria de entretenimiento que se dedica a remasterizar o antiguas canciones o tomar las bases de aquellas, me he sumido en el mar de la magica musica de los noventa, con esas modas que jamas pasaran a la historia, por estar en el limite de un tiempo que se iba pero que no se rendia al nuevo siglo, sino mas bien que le sentaba las bases para ser, los noventa con sus peinados inmortalizados por una grandiosa Madonna o una bellisima Sharon Stone, por solo nombrar egoistamente a estas dos idolas, bailando en la disco al ritmo de corona, pep shop boys, emborrachandose por primera vez, fumando como si se hubiera una experiencia de mundo, siendo amigo de personas que se fueron al igual que yo de aquella ciudad que me vio desarrollarme y que nunca mas volvere a ver aunque esten vivas aun, momentos que se quedaran para siempre grabados en alguna parte del tiempo, y que mi imaginacion vuelve a recorrer en estos momentos languidos y oxidados de melancolia, al son de unos eternos versos de la ilustrisima Gran Gabriela Mistral, como no recordar esos tiempos, que se fueron, que se perdieron en algun lugar del espacio y de los sentimientos.
