lunes, 9 de agosto de 2010

no tenia zapatos y el no tenia pies

A veces debo confesar que peco de exageración, cosas tan pequeñas me incomodan, molestan y hasta saturan, cosas en las que cualquiera no repararía, como por ejemplo que algún anciano se cruce en la acera cuando voy a adelantarlo, o que me rozen en la calle o que miren exageradamente hacia mi cuando camino por detrás de alguien, se que estas cosas sonaran ridículas y sin sentido, pero así es mi manera de sentir la vida, a veces siento que son un infierno los días nublados y helados, y cuando era verano ya no soportaba los días calurosos y llenos de sol, cuando era demasiado delgado quería ser un poco mas macizo y luego que fui macizo quise ser delgado, cuando alguien me ama quiero arrancar lo mas lejos posible, y no entregar ni un poco de mi.

Confieso que he sido egoísta con mi cariño, para con los demás, lo reconozco, mas no me arrepiento, porque hacerlo seria renegar de alguna manera muy explicita de mi forma de ser y no lo siento así, al menos no para auto criticar ese aspecto de mi personalidad, confieso también que me he faltado mucho el respeto a mi mismo, no cuidando mi cuerpo como debía, sometiéndolo a torturas alcohólicas, que algún día traerán sus consecuencias, y quiero reparar en eso, confieso también que pecado de estupidez, por no hacer lo que realmente debía hacer con mi vida, enfrentarme al mundo con mis teorías sobre mi desarrollo personal, que me han postergado en el tiempo y remitido a tareas en las cuales no quería estar, por todo ello prometo empezar a hacer lo correcto, auto respetarme, aceptarme y hacer lo correcto para llevar una vida sana mental y emocionalmente

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